"Inauguración Cielos y Mares"
16 Octubre 2009
Carlos Bermejo.
Lo he dicho muchas veces y quizá todavía hay alguien que no se lo cree o no lo entiende. Para mí, la mayor satisfacción que puede proporcionarme una exposición de mi obra, es la de que sea vista y comentada por el mayor numero de compañeros posible.
Luego hay otras satisfacciones de segundo grado: que la vea mucha gente anónima; los comentarios espontáneos que pueda hacer esa gente en la ignorancia de mi presencia, aunque sean del grado de aquel que alguien hizo en un cartel con la flecha que señalaba el lugar de mi primera individual:
Por eso la satisfacción de verme arropado por tan gran numero de colegas, amigos y familiares, en la noche de ayer viernes, en la inauguración de mi nueva colectiva, que con carácter bianual celebro en la Asociación, me recompensa del esfuerzo del montaje y preparación, del coste económico que supone y de la tensión nerviosa que, pese a mi dilatada experiencia, experimento a mostrar mi obra al público y hablar de ella.
Por eso, y por las palabras laudatorias que nuestro Presidente me dirigió y que por pudor no reflejo aquí: ¡GRACIAS A TODOS LOS QUE ESTUVISTEIS ANOCHE CONMIGO! A Estela y Gabriel, que me ayudaron al montaje. Y muy especialmente a Loli, mi mujer desde hace cincuenta años, que durante ese tiempo viene endulzando mi vida, como lo hizo con todos los que degustaron el fruto de su repostería de sabor arabigoandaluza, con la que obsequio a los asistentes,
Lo he dicho muchas veces y quizá todavía hay alguien que no se lo cree o no lo entiende. Para mí, la mayor satisfacción que puede proporcionarme una exposición de mi obra, es la de que sea vista y comentada por el mayor numero de compañeros posible.
Luego hay otras satisfacciones de segundo grado: que la vea mucha gente anónima; los comentarios espontáneos que pueda hacer esa gente en la ignorancia de mi presencia, aunque sean del grado de aquel que alguien hizo en un cartel con la flecha que señalaba el lugar de mi primera individual:
“Es una mierda”, escribió en letras muy gordas, con una sinceridad que justa o no (mas bien sí) me estimuló a mejorar; ver el efecto de un grupo de mis cuadros colgados e influyéndose entre sí; y por último el vender algo por el significado que pueda tener, que siempre se nos escapa, pero que nos hace pensar, que a lo mejor es que de verdad, al comprador le ha gustado, hasta el punto de invertir su dinero en la obra de un pintor local o provinciano, si perspectiva de salir nunca más allá de esos estrechos límites.
Por eso la satisfacción de verme arropado por tan gran numero de colegas, amigos y familiares, en la noche de ayer viernes, en la inauguración de mi nueva colectiva, que con carácter bianual celebro en la Asociación, me recompensa del esfuerzo del montaje y preparación, del coste económico que supone y de la tensión nerviosa que, pese a mi dilatada experiencia, experimento a mostrar mi obra al público y hablar de ella.
Por eso, y por las palabras laudatorias que nuestro Presidente me dirigió y que por pudor no reflejo aquí: ¡GRACIAS A TODOS LOS QUE ESTUVISTEIS ANOCHE CONMIGO! A Estela y Gabriel, que me ayudaron al montaje. Y muy especialmente a Loli, mi mujer desde hace cincuenta años, que durante ese tiempo viene endulzando mi vida, como lo hizo con todos los que degustaron el fruto de su repostería de sabor arabigoandaluza, con la que obsequio a los asistentes,
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